A través del lente

La vida es un conjunto de momentos fugaces, pequeños destellos de felicidad que se desvanecen en un abrir y cerrar de ojos. Fue en la búsqueda de capturar esos instantes mágicos cuando descubrí mi pasión por la fotografía. Dejame contarte cómo este amor por el arte de la imagen floreció dentro de mí y cómo me llevó a especializarme en la fotografía.

Desde muy joven, siempre sentí una conexión especial con la belleza del mundo que me rodeaba. Observaba con detenimiento los detalles más sutiles de la naturaleza, los rostros de las personas y los momentos cotidianos que parecían pasar desapercibidos para la mayoría. Sin embargo, fue durante una clase en la universidad donde quede fascinada por la capacidad de congelar el tiempo y transmitir emociones a través de una imagen. Inspirada por aquel encuentro, decidí adentrarme en el mundo de la audiovisual. Pasé horas inmersa en libros y tutoriales, aprendiendo sobre los fundamentos técnicos, la composición y la edición. Cada fotografía que tomaba era un intento de capturar la belleza que veía a mi alrededor y contar historias sin palabras.

A medida que mi habilidad y técnica mejoraba, comencé a explorar diferentes géneros fotográficos. Fue durante una sesión de retratos familiares cuando me encontré con la magia de fotografiar a los más pequeños. Los niños, con su espontaneidad y autenticidad, me cautivaron por completo. Sus risas, travesuras y miradas llenas de inocencia se convirtieron en mi felicidad. Cada clic del obturador era como capturar un fragmento del espíritu infantil, y me di cuenta de que había encontrado mi verdadera pasión. Comprendí que cada fotografía podía convertirse en un tesoro preciado para las familias, un testimonio visual de la inocencia y el amor que inunda la infancia. Me sentí honrada al ser el canal a través del cual los padres podían revivir esos momentos especiales una y otra vez.